El sapo dorado y su rápida extinción ¿a qué se debe?

Cortesía Animales extintos
La principal causa a la que su desaparición se atribuye al calentamiento global y desde 1989 no se ha visto ni un solo ejemplar ¿Cómo sucedió esto? ¡Entérate con este post!

Científicamente es conocido como Incilius periglenes y está considerado como la primera extinción en Costa Rica debida al calentamiento global. Esta especie es endémica del país junto con  el Incilius holdridgei, el cual también fue declarado extinto, pero en el año 2007, por La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).


El sapo dorado fue descubierto en 1966 en la región de Monteverde, Costa Rica. Desde ese momento esta especie demostró tener un pequeño número de población y una distribución geográfica muy localizada.

Incluso desde 1966 hasta julio de 1987 solo se observaron un poco más de 1500 sapos adultos, los cuales habitaban en una reserva de 105 kilómetros cuadrados a 1.500 m.s.n.m. Tenían un color dorado-naranja fluorescente, con una piel lustrosa y brillante, los machos median alrededor de 5 cm de largo y las hembras eran levemente más grandes.

Acerca de su comportamiento se sabe muy poco, se creen que vivían bajo tierra, debido a que no se observaban durante la mayor parte del año. Su presencia solo era obvia en las épocas de apareamiento.

Una desaparición bien registrada
Cortesía 100cia
La rápida y final extinción del sapo dorado está muy bien registrada, a diferencia de otras desapariciones. En 1987 la ecologista y herpetóloga estadounidense Martha Crump, tuvo la oportunidad de ver 133 sapos apareándose, sin embargo 5 días después encontró los huevos desecados, cubiertos de moho, lo cual atribuyó a los efectos del fenómeno “El Niño”.

Después entre 1888 y 89 solo se avistó un solo sapo en el principal sitio de reproducción conocido y ninguna fue visto desde el 15 de mayo de 1989, cuando Crump volvió a ver al mismo macho solitario del año anterior. Desde entonces no hay avistamientos verificados.

Hasta finales del año 1995 los investigadores continuaban esperando que el sapo dorado siguiera con vida en refugios subterráneos –como otras especies de sapos que tienen una esperanza de vida de más de 12 años. En 2004 la UICN la declaró una especie oficialmente extinta luego de una extensiva búsqueda llevada a cabo desde el último avistamiento.

Causas de su extinción
Cortesía Wikipedia
Un artículo científico de alto perfil, publicado en 1999, afirmaba que el calentamiento global y los efectos de “El Niño” fueron los principales responsables de la desaparición de varias especies de aves, reptiles y anfibios, citando al sapo dorado como un primer ejemplo.

No obstante, la UICN determina un numero de posibles razones, entre las que destaca la enfermedad denominada quitridiomicosis –producida por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis–, la cual está asociada al calentamiento global, pues las altas temperaturas permiten una mejor supervivencia del patógeno.

Adicionalmente también se menciona como posibles razones la utilización de  los pesticidas, la introducción de especies exóticas, la deforestación, hongos, parásitos, bajos niveles de pH y la radiación ultravioleta.

Factores en contra
Cortesía El ambiente
Además de todas las posibles causas, existían varios factores que sin duda jugaron en contra de la supervivencia del sapo dorado, por ejemplo:

Tenían una superficie geografía muy reducida: como ya lo dijimos, esta especie solo habitaba en una pequeña región en el bosque nuboso Monteverde, en Costa Rica.

Su piel era muy llamativa: los colores brillantes que tenía hacían que su reconocimiento pudiera lograrse muy rápido, por lo que cuando se encontraban en la época de apareamiento eran un blanco fácil para los depredadores.

Reconocimiento vocal muy débil: la frecuencia y duración de sus llamadas solo se escuchaban a unos pocos metros, además en los días lluviosos ni siquiera lograban escucharse.

Muchas otras especies sufren día a día las consecuencias de la deforestación, el uso de tóxicos, la contaminación y  el calentamiento global. El sapo dorado simplemente fue uno de los primeros animales en padecer de manera muy rápida los efectos de los hábitos humanos, pues no podemos negar que estos propulsaron su extinción.

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