Cuando el animal no puede mover sus
extremidades solemos pensar que se debe a un accidente, pero en realidad hay muchísimas
razones por las que esto puede ocurrir. Por ello hoy te explicaremos algunas ¡no
te lo pierdas!
Tanto los
perros como los gatos pueden padecer este problema, por lo general ocurre en las patas traseras, aunque también hay
casos donde se presenta en las delanteras o hasta en las 4 extremidades.
Además de la
imposibilidad para caminar, el animal puede presentar otros síntomas como debilidad, temblores, movimientos extraños
y dificultad para levantarse o para orinar –en algunos casos no pueden
contener las ganas y se gotean u orinan constantemente–.
Las causas
pueden ir desde un atropello, caída desde las alturas, ataque de otro animal u orígenes
neurológicos, ortopédicos o sistémicos. A
continuación de los explicamos:
Causas neurológicas
Enfermedad degenerativa de los discos
intervertebrales: es
más común en perros y sucede por la aparición
de hernias discales, normalmente producto de la edad, pues la membrana que
rodea a su médula espinal se va descomponiendo.
Cuando los síntomas
son leves pueden ser tratados con reposo estricto y tratamiento durante varias
semanas, pero en los casos más graves suele
ser necesario la intervención quirúrgica. Las razas más predispuestas son el cocker spaniel, pequinés, shih tzu, Beagle,
teckel o salchicha, entre otras.
Causas ortopédicas
Traumatismos: ocurre por un golpe fuerte que afecta
la columna vertebral y altera la medula espinal. En consecuencia se ven alterados los nervios que se encargan
del movimiento de las patas, lo que desencadena una parálisis total o
parcial.
El tratamiento
implica el uso de analgésicos, reposo y en algunos casos una intervención quirúrgica.
Cuando la parálisis es de por vida, el
animal va a necesitar una silla de ruedas y rehabilitación para poder moverse.
Causas sistemáticas
Embolismo fibrocartilaginoso: es una enfermedad neurológica común
en los animales, ataca a perros grandes entre los 2 y 10 años de edad y también a los
gatos. Se genera cuando un trozo del disco intervertebral entra en los
vasos sanguíneos y tapa las arterias espinales.
Por ende ocurre un pequeño infarto en la zona y
puede aparecer la parálisis. Las consecuencias dependen de la localización
y extensión del tejido infartado.
Discoespondilitis: en este caso se inflama el disco intervertebral y los tejidos que lo rodean,
generalmente por causas infecciosas. Los síntomas incluyen fiebre, malestar,
dolor e inflamación en la zona afectada.
Para
detectar esta patología se le realizarán al animal pruebas clínicas y una radiografía espinal. El tratamiento suele
incluir antibióticos y reposo. Otras enfermedades infecciosas que también provocan parálisis son la rabia y el
moquillo.
Tumores: si el animal presenta un tumor en
alguna parte de su cuerpo –por ejemplo en la espina dorsal–, puede verse
afectada su movilidad. En los gatos es
habitual este tipo de parálisis debido a la presencia de un linfoma medular, el cual también se
asocia con la leucemia felina.
Los tumores
pueden aparecer poco a poco o de forma
repentina, para verificar su presencia se debe realizar un diagnóstico por
imagen.
Las mascotas
paralíticas pueden llevar una vida
relativamente normal, con la atención y cuidados necesarios, por lo que
estos problemas no son una excusa para abandonarlos o sacrificarlos.
En la
actualidad existen sillas de ruedas o prótesis
que se adaptan a ellos para que puedan seguir moviéndose como si le
funcionaran sus 4 patas de forma normal. Si
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