Ágiles, con saltos olímpicos
y potentes patadas, los ualabíes son una especie poco conocida en el mundo y
que suelen confundirse con los canguros y, a pesar de existir cierta relación
entre ambas especies, estos marsupiales poseen sus propias cualidades y características.
Los ualabíes forman parte de la familia Macropididae y es su
tamaño el que no le permite pertenecer al género de los canguros. Conoce más
sobre estos divertidos marsupiales con nosotros.
¿Un mini canguro?
El ualabi mide entre 70 y 90 centímetros de alto y su cola
puede superar los 70 centímetros ¿algo larga, verdad? En cuanto a su pero, este
oscila entre los 25 y 35 kilogramos.
Por lo general, los machos suelen ser más grandes que las
hembras y su peso está ligado estrechamente a su función en cuanto a la
ubicación geográfica que ocupan.
Su apariencia es muy parecida a la de un canguro pero en una
versión más pequeña. Por lo general, poseen un pelaje que puede ser gris, marrón,
negro o blanco.
Las hembras, al igual que el resto de los marsupiales, poseen
una bolsa en la que transporta a sus crías de un lado a otro.
Los ualabíes pueden vivir en sabanas, zonas montañosas o
selvas. Los encuentras en Australia (en donde habitan la mayoría de los
ejemplares) y en Tasmania y Nueva Guinea.
Patas traseras ¡súper
fuertes!
Las patas de los ualabíes son su arma secreta. Son muy
grandes, fuertes y con cuatro dedos y son las que le permiten dar saltos olímpicos
y defenderse de sus contrincantes con potentes patadas que dejan herido a
cualquiera.
Esto no es todo, sus patas delanteras cumplen otra función en
cuanto a su defensa y protección ya que tienen cinco dedos en cada una, aunado
a eso, poderosas garras que asustan a cualquiera.
La cola también cumple un papel importante en la vida de esta
especie porque le permite hacer movimientos sin perder el equilibrio, le hace
contrapeso y es tan larga como su cuerpo.
Tímido y desconfiado
La personalidad del ualabi es muy peculiar. Por lo general
son animales tímidos y muy curiosos pero la desconfianza siempre los acompaña.
Una de sus características es que estos animales no son
agresivos, a menos que se sientan en peligro, de ser así usan sus potentes
patas traseras y golpean a quien los aceche.
Expresan sus emociones
Pocos son los animales que exteriorizan sus emociones y el
ualabi es uno de ellos ya que suelen expresar sus emociones, en especial si se
trata del dolor tras perder a sus crías.
Además son buenos comunicadores. Cuando están en peligro
suelen emitir sonidos hechos con los movimientos de sus colas y patas que les
permiten alertar al resto de los ejemplares.
Una dieta a base de
hojas y frutas
En cuanto a su alimentación, los ualabíes tienen una dieta
que se basa principalmente en hierbas, hojas, raíces y vegetales.
El hábitat natural de la especie son las sabanas por lo que
deben recorrer grandes distancias para encontrar agua.
El estómago de los ualabíes es muy peculiar ya que posee
compartimientos donde realizan la fermentación.
Embarazos durante todo
el año
La reproducción de la especie es muy curiosa ya que las
hembras pueden embarazarse mientras tienen un feto a punto de nacer en su vientre.
Ualabi, el animal australiano que pasa toda su vida embarazado
Ualabi, el animal australiano que pasa toda su vida embarazado
Los ualabíes bebés pasan la mayor parte de sus primeros meses
en la bolsa de su mamá, quien tiene la habilidad de producir dos tipos de
leche, una para el recién nacido y otra para hijos mayores.
Canguros vs Ualabíes
Los canguros poseen unas patas más largas y una dentadura
diferente. A pesar de ser físicamente parecidos, ambos poseen cualidades y características
únicas.
La esperanza de vida de los canguros es más alta, estos pueden
vivir entre 20 y 25 años, mientras que los ualabíes viven hasta los 15 años.
Y, la diferencia más importante y que puedes notar a simple
vista, es que los ualabíes son más pequeños que los canguros.
Ahora estás listo para
diferencia a ambas especies. Cuéntanos ¿Conoces otras características de los
ualabíes? Déjanos tu comentario y síguenos en nuestras redes sociales.
