Educar a un perro no es tarea fácil, sobre todo si es primera vez que adoptas una mascota, por lo que debes estar atento a todas las emociones y acciones que dejes fluir delante del animal
Los canes son bastante
inteligentes, aprenden rápidamente cualquier orden que les des, sin embargo,
hay personas que suelen confundirlos
cuando tratan de regañarlos si cometen algo indebido.
Ante todo, los dueños deben
recordar que el cerebro de los perrunos no funciona de la misma manera que el
nuestro, aunque gozan de una buena memoria a largo plazo, tienen un singular
desarrollo de su memoria a corto plazo, pues ellos solo registran la parte más importante de algo que acaba de pasar.
Los canes prefieren quedarse
con las situaciones que les dieron mayor felicidad, es por ello que debes saber
cómo corregirlos para no fomentar conductas indeseables en tu fiel compañero,
pues algunas formas de regaño pueden ser
contraproducentes.
1.
Regaños
fuera de tiempo
Debes regañarlo únicamente
cuando lo sorprendas en el acto, nunca a destiempo
Los sermones que le das a tu
perro tiempo después de que hace algo imprudente no sirven de nada, solo crean desconfianza e incertidumbre en el
animal. Debes indicarle que actuó mal justo
en el momento que lo hace.
No tiene mucho sentido
reprenderlo si no lo sorprendes en el acto, por lo que resulta muy común que
tiendan a bajar sus orejas, esconder su colita o que se escondan de ti. Estas
son señales de apaciguamiento muy habituales, que manifiestan con la intención de que te detengas.
2.
No
dejar que gruñan
No pretendas tocarlos cuando
gruñen, esta conducta debe ser trabajada con un educador canino
Aunque a algunos tutores les
parezca un signo de rebeldía o les genere incomodidad, es a través de los
gruñidos que los caninos comunican sus
enfados, si lo privas de que puedan hacerlo, solo provocaras más disgusto
en él.
Un gruñido en el lenguaje
perruno puede significar “déjame en paz”, “aléjate”, o “deja de hacer eso, no
me gusta”, dirigidos a otro perro o una persona, es normal que si limitas su
expresión puedan atacarte.
3.
Regaños
excesivos
No alargues las situaciones
que causan estrés
Esto ocurre con mucha
frecuencia, usualmente sus dueños exageran con los sermones, esto trae consigo
reacciones adversas. Ser interminable a la hora de reclamar desencadenará un sentimiento depresivo en el animal, posteriormente
episodios de ansiedad.
Sea cual sea la falla, debes
explicarles lo que hicieron mal en un tiempo breve, no superior a 1 minuto. Evita gritarles o crear un ambiente de
tensión y violencia, ten presente que estos peludos son muy susceptibles a los ruidos fuertes, como un tono de voz alto, trata de no alterarlos para que puedan
comprender lo que les dices.
4.
Obligarlos
a acercarse a sus orinas o heces
Estimula al can con
refuerzos positivos cuando hace sus necesidades en los lugares adecuados
Uno de los problemas más
usuales con las mascotas es que de pronto orinan o defecan en espacios
incorrectos, ocasionando que sus dueños tengan la tarea de limpiar
repentinamente tras sus necesidades, pero lo
peor que puedes hacer es acercarlos a la zona donde ocurrió “el accidente”.
Con esa acción fomentarás un
comportamiento de coprofagia, es
decir, cuando el can se come sus excrementos, en este caso, porque los
relaciona directamente con tu enojo, para eludir un próximo regaño, terminan ingiriéndolos.
5.
Ser
incoherente con los reclamos
Sé consistente con lo que
dices
Un error habitual es que las
personas regañen a sus perros por conductas que ellos mismos provocan. Este es,
quizá, la más fuerte de las
equivocaciones, puesto que puede conducir a una serie de patrones en las
que el can no se adaptará a recibir una educación.
No puedes reprender a tu
mascota por velarte la comida, subirse a la cama o el sofá, si días, o incluso,
horas después, los animas a que lo hagan. Si hay algo que necesitan estos
animales es estabilidad y reglas fijas.
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