Las probabilidades de existencia de estos bultos son
más altas en las perras que en otras especies domésticas. En las caninas, el
50% de los tumores son benignos y 50% malignos. En cuanto a los gatas, más del
85% suelen ser agresivos e invasivos
La solución habitual suele ser la intervención
quirúrgica. Las razas de perros más propensas a padecer los tumores mamarios
son los Caniches, Terrier, Cocker Spaniel y Pastor Alemán. En los gatos, los
siameses y domésticos de pelo corto llegan a ser los más afectados.
Sin embargo, ninguna raza o cruce se salva de
este problema que puede ser mortal.
Ocupa el tercer lugar de tumores más frecuentes en los
felinos. Tanto en las gatas como en las caninas estos tumores aparecen
comúnmente cuando tienen entre los 8 y 12 años.
La aparición no se limita a una sola glándula mamaria,
sino que suele afectar varias mamas, las felinas suelen presentar metástasis en
los pulmones, hígado, ganglios linfáticos, diafragma y riñón.
¿Por qué aparecen?
La causa de aparición es desconocida aunque
se cree que se desarrollan por diversos factores genéticos y hormonales tanto
en perras como en las gatas.
Además, existe la relación entre la aplicación de
progestágenos –hormona del embarazo– y estrógenos –hormona utilizada para
cortar el celo– con el desarrollo de tumores malignos.
Las gatas y perras tratadas con progestágenos
y estrógenos tienen altas probabilidades de sufrir tumores mamarios, pues
en el 80% de estos bultos existe la presencia de estas hormonas.
Si quieres cortar el celo de tu perrita o gatita lo
más recomendable es esterilizarla, ya que darles fármacos de por
vida, puede provocar la aparición de estos tumores o
convertir un bulto benigno en uno maligno rápidamente.
Síntomas y tratamiento
Un bulto palpable bajo la piel del abdomen es el signo
más habitual en perras y gatas. También puede existir la presencia
de secreciones en la glándula mamaria, mamas hinchadas, rojas y dolorosas,
pérdida del apetito y del peso y debilidad generalizada.
En caso de que notes algunos de estos síntomas debes
acudir al veterinario para que él de un diagnostico
oficial.
Luego de que el especialista confirme la presencia de
tumores mamarios, decidirá el tipo de cirugía que necesita según la especie a
la que pertenezca tu mascota y el tamaño, ubicación y número de bultos.
La intervención quirúrgica es más moderada en perros,
pues implica la retirada del tumor o glándula mamaria afectada.
En los gatos, es más agresiva, con la eliminación de uno o
dos conjuntos de glándulas mamarias, más la extracción del ganglio linfático
local, para evaluar la posible extensión del cáncer.
La quimioterapia en gatos y perros con tumores
mamarios malignos no se ha definido claramente, aunque con frecuencia se
recomienda visitar al oncólogo después de la cirugía.
Por lo general, las mascotas suelen ser dadas de alta
al día siguiente de la operación, el dolor se podrá controlar con
medicamentos recetados por el veterinario.
El collar isabelino debe ser utilizado por lo menos 15
días luego de la cirugía, además la mascota debe tener una actividad limitada
durante su recuperación.
Esterilizar para prevenir
Durante mucho tiempo se ha creído que hacer que las
mascotas tengan crías por lo menos es una vez en su vida evitaría la formación
de tumores sin necesidad de castrar.
Actualmente, se ha demostrado que el tener
cría no disminuye la posibilidad de que nuestras mascotas sufran tumores
mamarios.
La esterilización a edades tempranas reduce altamente
la presencia de los bultos. En las perras, si se realiza antes del primer
celo, los riesgos de sufrir tumor mamario en el futuro son de un 0,05%.
Si se realiza luego del segundo o tercer celo el
riesgo oscilará entre un 8% y 26% de probabilidad.
En las gatitas, la esterilización disminuye en un 86%
el riesgo de presentar tumores malignos. También se debe incluir una
alimentación bien balanceada, evitar la obesidad y la administración de
hormonas.
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