Estos son los riesgos de humanizar a tu mascota


Amar a nuestras mascotas es algo completamente normal, pero el problema inicia cuando olvidamos su naturaleza y comenzamos a humanizarlos, como si fueran una persona más. Esto puede traer consecuencias negativas tanto para ellos como para nosotros y hoy te las contamos

En la actualidad se ha vuelto común ver mascotas utilizando ropa y accesorios, comiendo en la mesa, durmiendo en la cama de sus dueños, etc. Tratar de cambiar la especie del animal por la humana, es una conducta conocida como antropomorfismo y puede ser dañina para ellos ya que están siendo alejados de su naturaleza.

Cabe destacar que esto no tiene nada que ver con el amor y cariño que le des a tu mascota, puedes seguir expresándole todos tus sentimientos sin olvidarte de que se trata de un animal y no de un humano.


Es importante entender que los animales tienen una naturaleza distinta a la humana, por lo que intentar cambiarlos puede generar ansiedad o comportamientos destructivos.

¿Cómo saber si estás humanizando a tu mascota?

En la mayoría de los casos, los dueños de los animales no saben que con estas acciones están haciéndole un daño. Por ello, te contamos cómo puedes detectar si estás humanizando a tu peludo:

1- Colocarle ropa, zapatos y accesorios que están "a la moda", sin tomar en cuenta que al animal puede incomodarle el atuendo.

Entendemos que en caso de sentir frio, algunas razas necesitan de abrigos, pues su pelaje no le provee la suficiente protección. Sin embargo, cuando no son vestidos por esta razón, es muy probable que el animal sufra estrés.

2- Tratarlos como si fuesen bebés, lo cual incluye hablarles en diminutivo y consentirlos excesivamente, hasta el punto de malcriarlos o sobreprotegerlos. Como por ejemplo evitar que salgan a pasear porque se podrían enfermaron ensuciar, bañarlo todos los días —o muy seguido—, pasearlos en carritos o coches en vez de dejarlos utilizar sus patas, etc.

3- Permitirles que se sienten en la mesa a comer, dándoles alimentos y/o dulces que son para humanos. O incluso, que tengan más poder que el propio dueño sobre los espacios de descanso, es decir, ocupan las camas o sofás y gruñen, muerden o no hacen caso cuando se les pide bajarse.

Las mascotas son las más afectadas

Anteriormente los perros pasaban la mayor parte de su tiempo en el jardín y los gatos iban y venían a su antojo, pero a raíz de que muchas personas deciden no tener pareja, hijos o simplemente tenerlos más tarde, se ha optado por tener como "hijos" a los animales.

No hay nada malo en querer a tu mascota como si fuera un hijo, pero excederse en esta conducta es una tendencia que va en aumento en todo el mundo y en algunas ocasiones, es la causante de problemas psicológicos y de comportamientos destructivos en los animales.

La agresividad, la hiperactividad, la ansiedad por separación e incluso los abandonos son en muchos casos, consecuencia del antropomorfismo, el cual lastimosamente termina por acabar con el vínculo humano-mascota.

Los animales se mueven por instinto, es su naturaleza, por ello su socialización debe estar orientada a sus capacidades y a establecerse límites de conducta, no a tratarlos como humanos.

El reconocido adiestrador Cesar Millán afirma que hace 50 años no había tantos ejemplares con problemas psicológicos, se cree que esto era así porque solían ser tratados como animales y vivían en patios.

Para los humanos también es un riesgo

Las personas excesivamente amorosas con sus mascotas también pueden desarrollar problemas psicológicos. En los casos más extremos, los dueños caen en la misantropía —que es el odio o rechazo hacia otros humanos —.

Otro trastorno común es la petofilia, la cual genera que la persona cambie totalmente su vida en función de la mascota, por lo que no hace planes con sus familiares o amigos para no dejar solo al animal, gasta cantidades de dinero exageradas para su cuidado, etc.

Al final, en muchas ocasiones estos cambios de conducta hacen que los dueños se cansen de la mascota y decidan abandonarlas o llevarlas a un refugio. El antropomorfismo es más común en los perros que en los gatos, ya que estos suelen ser más fieles a su especie.

Toda mascota necesita límites, de lo contrario perderás jerarquía y el animal se pondrá a tu altura, lo cual generaría un caos en tu hogar.

Recuerda que esto no significa que ya no puedas demostrarle amor al peludo. Para más contenido, visita nuestras redes sociales ¡te esperamos! 
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