Los
bosques y las montañas esconden un sinfín de hermosas criaturas, la naturaleza
nos regala las maravillas de sus creaciones para poder admirarlas, tal es el
caso del quetzal, el ave de una esplendorosa cola
Es una de las aves más
buscadas en el continente Americano, sobre todo en la parte sur, donde son emblemáticas por los bellos y
atractivos colores de su plumaje, por ello su nombre ‘quetzal’, que significa ‘bella pluma brillante’ en el antiguo
náhuati mexicano.
Estos animales se pueden
encontrar desde México hasta la región oeste de Panamá. Pero,
desafortunadamente está catalogado como una
especie en peligro de extinción tras la pérdida de sus hábitats y por ende
de su población.
Símbolo
en varias culturas
También se le conoce como
quetzal resplandeciente
Esta diminuta ave tiene un enorme valor en muchas culturas,
su plumaje representaba abundancia, fertilidad y vida, por lo cual era sagrada
en tiempos de las culturas azteca y maya.
Para la tradición mexicana,
los ejemplares tenían conexión con ‘Quetzalcóatl’, el dios del viento, cuya
imagen es de una serpiente emplumada.
Por otro lado, en América Central solo los sacerdotes podían poseerlos, pues
eran considerados parte de la pureza divina.
Se creía que su tono verde
iridiscente aludía a una buena temporada de cosecha, especialmente en el maíz y
el crecimiento de algunas plantas medicinales. Para los mayas, matar a uno de
estos ejemplares era un crimen descomunal, los
apreciaban más que al oro.
De
una larga cola
El pico en los machos es
amarillo y negro en las hembras
El tamaño del quetzal es de
40 cm, aunque sin contar su cola, pues se han visto casos en los que miden
hasta 100 cm pero más de 60 corresponden al largo de su cola.
El color es
inigualable, con mayor énfasis si son
machos porque los tonos son más vivos, ya que en las hembras, al igual que
en otras especies, la gama tiende a ser opaca.
Tiene una cabeza
proporcional a su cuerpo, además poseen ojos grandes que carecen de anillo orbital. Su visión se adapta mejor cuando hay
poca luz, elemento característico de su hábitat natural.
Temperamento
y distribución
Los nidos que construyen
nunca están cerca del suelo
Generalmente los quetzales
viven en los agujeros de los árboles, buscan los huecos que se localicen en la
cima. Si un encuentran el árbol más grande del bosque sin orificios, los crean ellos mismos.
Son
animales desconfiados, por ello se observa un comportamiento
solitario en ellos, rara vez se les ha visto en grupo, a menos que sea en su
época de apareamiento, la cual es entre los meses de febrero y junio, en los
que emite su armónico canto en un intento de reproducción.
A pesar de que sus alas
tienen una buena envergadura, no son aves voladoras que gocen de mucha
agilidad, el hecho de estar por los aires no es precisamente su fuerte, por
esta razón pocas veces descienden al
suelo.
Como ya lo mencionábamos, su
distribución es por todo el continente americano, pero se sitúan esencialmente en los bosques nubosos Guatemala,
México, El Salvador, Honduras, Nicaragua.
Igualmente en las
cordilleras de Costa Rica, y al oeste de
Panamá, en este último viven en el Cerro San Antonio, en Veraguas.
Alimentación
del quetzal
Su sistema digestivo está
preparado para comer frutas con unas grandes semillas
Son unos profesionales para
comer frutas cuando llegan a su etapa adulta, de ahí su apodo de ‘tepeaguacate’, puesto que les fascina
los aguacates silvestres, los engullen casi enteros debido a la flexibilidad de
su mandíbula.
Del mismo modo, la dieta
incluye otros platillos naturales como las moras. Complementan su nutrición omnívora ingiriendo
algunos insectos, lagartos, hormigas, ranas, avispas y otros animales pequeños.
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