La
inflamación de la mucosa gástrica -en algunos casos puede ser repentina y de
corta duración-, es una de las afecciones gastrointestinales más comunes en los
canes. Puede presentarse de forma aguda o crónica, dependiendo de su desarrollo
y persistencia
Aunque pueda parecer
extraño, la gastritis también afecta a los perros atacando su sistema
digestivo, por lo cual es necesario identificar cuáles son los síntomas para
combatir la enfermedad rápidamente.
La
alimentación juega un rol fundamental en la aparición de numerosas enfermedades
en los canes, y curiosamente, la respuesta y alivio del
organismo a diversos trastornos, se encuentra de manera natural en dicha
nutrición.
Por otro lado, este
padecimiento puede ser consecuencia de fuertes parásitos intestinales, la
ingesta de sustancias tóxicas o comida en mal estado.
Causa un dolor incómodo y en gradual aumento
La mascota cambia drásticamente su
comportamiento a medida que los síntomas cobran fuerza. Generalmente, el
malestar no suele ser fatal para los canes, pero es necesario prestar atención
a las siguientes señales:
1. Vómito
continúo y prolongado que viene acompañado de dolor abdominal, el
cual varía según la evolución de la inflamación. El vómito aparece de repente,
puede tener bilis (color amarillento en la sustancia) y en algunos casos,
sangre.
2.
La
pérdida de apetito es un indicio de que algo en el organismo
del perro está mal. También desencadena la pérdida
de peso en el animal.
3.
Cansancio y de somnolencia profunda, es
decir, letargo. Este signo es
difícil de distinguir, ya que las mascotas son dormilonas por naturaleza –a
menos que normalmente el perrito sea muy activo-.
4.
Deshidratación
y debilidad. El animal suele demostrar un estado de
intranquilidad y fastidio.
5.
Apatía
y aislamiento. El can busca la forma de estar solo y
muestra desinterés a las muestras de cariño.
¿Qué
puede comer un perro con gastritis?
Debido a que esta enfermedad
ataca directamente el aparato digestivo del perro, lo primero que amerita precaución extrema, es la alimentación.
Apartarle la comida, como una medida dietética, por un lapso de al menos 12 horas, ayudará a analizar la evolución
del peludo.
Durante ese tiempo, hay que
estar atento para proporcionar una hidratación
intercalada –es mejor no dejar el recipiente con agua cerca de ellos, ya
que podrían ingerir todo el líquido haciendo que vuelvan a vomitar-.
Una vez que el vómito y/o la
diarrea se detengan, se puede comenzar la tarea de alimentar al can con
pequeñas y blandas porciones mediante los siguientes platillos:
· ·
Arroz integral.
·
Patatas hervidas sin sal.
·
Pollo hervido y desmenuzado (sin huesos).
· Yogurt, para ayudar a regenerar la flora
intestinal (siempre que el perro no sea intolerante a la lactosa).
·
Pechuga de pavo.
·
Caldos de pollo.
A través de esta dieta –durante dos semanas- se podrá valorar
de qué manera el perro está asimilando la comida. Es recomendable darle
pequeños bocados varias veces al día para que el animal no pase hambre pero
tampoco llene demasiado su estómago.
De esta forma se evita una
recaída y se logrará incorporar al animal fácilmente a sus raciones normales.
Con estos cambios en sus comidas diarias se alcanzará prontamente una mejor regeneración y funcionalidad de
la mucosa gástrica.
El tratamiento del veterinario de confianza que determinará el pronóstico para tu mascota
Para conseguir un éxito
completo en la recuperación del perro es indispensable realizar un diagnóstico con anticipación para
que el problema no se complique.
Es usual que se apliquen
exámenes de sangre y muestras de heces del can, ya que se ha demostrado que la gastritis canina puede enmascarar
enfermedades más severas. Recuerda que ninguna medida estará de más si se
trata de cuidar a tu compañero fiel.
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