Se originó de forma fortuita en Reino Unido, su mirada y aspecto elegante
lo hacen parecer un felino misterioso, pero en realidad es muy cariñoso,
sociable y juguetón
El Burmilla surge del cruce entre una gata burmés y un
persa chinchilla, incluso su nombre proviene de la combinación lingüista de
estas razas. Esta
unión completamente casual ocurrió en 1981 y dio origen a 4 cachorros
que tenían el comportamiento y aspecto del burmés, combinado con el color
plateado y manchas en la punta del pelo, comunes en el chinchilla.
Estos rasgos únicos llamaron la atención de los
criadores de la época, quienes decidieron
realizar un programa de crianza para conseguir más ejemplares similares a los
primeros 4 cachorros. Al principio fue difícil mantener la
descendencia debido a la escasa variedad genética.
Hoy día a pesar de que existen pocos ejemplares, es un
animal imponente, admirado por su apariencia física y su actitud cariñosa y
amable con las personas. También es conocido
como gato plateado o burmés silver.
Rasgos físicos
El ser tan redondo como el británico de pelo corto, es considerado una imperfección / Foto: CatBreeds |
Su tamaño es mediano y pesa entre 4 y 7 kilos
aproximadamente. Es un
gato de formas compactas y patas fuertes. La cola es larga, recta y de
punta redonda.
La cabeza es ancha, de forma redondeada, las orejas
son de tamaño medio, un poco redondas en las puntas y levemente inclinadas
hacia delante. Sus ojos deben ser
perfilados como los del chinchilla, con color verde y un borde negro en los
parpados –como si utilizara delineador–.
Posee como característica peculiar la marca de una “M”
en la frente, su pelaje es fino, brillante y sedoso. El color de
base admitido es blanco o plateado, combinados con negro, lila, crema, rojizo,
azul o canela.
Temperamento
y salud
Es ideal como mascota para familias grandes y también para personas solas / Foto: CatTime |
Aunque su apariencia elegante lo hace parecer un gato
serio y delicado, es un
excelente compañero, dulce, tranquilo e inteligente. Se adapta a cualquier
entorno –incluido lugares pequeños– y mantiene una buena relación con otras
mascotas y con los niños.
Le gusta jugar y salir al exterior a explorar, en comparación con
otros gatos su nivel de independencia es bajo, pues disfruta mucho la
compañía de sus dueños y familiares. Cuando necesita algo lo hace saber con
insistentes maullidos.
Hasta ahora no se conocen
enfermedades congénitas asociadas a esta raza, su esperanza de vida se
encuentra entre los 10 y 15 años.
Cuidados
para el Burmilla
Le gustan distraerse con juguetes o cuerdas que pueda trepar |
A este minino le encantan las caricias, será feliz si
su propietario de vez en cuando lo consiente y frota su estómago. En líneas generales es un
animal fácil de mantener, al cual es importante cepillarle su cabello para
eliminar las hebras muertas –realizar esta tarea durante los juegos o caricias
es ideal para que se acostumbre–.
También es necesario estar
atentos con la alimentación, ya que puede subir de peso, sobre todo si no
realiza mucha actividad física. Además la comida debe ser de calidad, adaptada
a sus necesidades.
Como cualquier otra mascota debe ser llevado al
veterinario y mantenerle sus vacunas al día.
Curiosidades
Su pelaje es heredado del persa chinchilla |
Es un excelente trepador y saltador de árboles y muros, gracias a su
musculatura, también le gusta perseguir insectos voladores.
La Asociación Felina Británica del Reino Unido aceptó
esta raza en
1983 y la Federación Internacional Felina –FIFe– lo hizo en 1994. Desde el año 1984 los gatos
burmilla son exportados a Dinamarca.
Cuando son cachorros los ojos suelen ser
de color amarrillo claro, pero con el paso del tiempo adquieren alguna
tonalidad verde. Además su rostro, espalda y cola son más oscuros que el
vientre.
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