En el Islam los gatos son venerados y considerados “la
mascota por excelencia”, pues el profeta Mahoma amaba y respetaba profundamente
a su gata. ¡Descubre todos los detalles sobre esta historia!
Muezza era la gata favorita
del profeta Mahoma. La historia islámica cuenta que un día el profeta se
levantó por los sonidos del adhan –la llamada diaria a la oración–, mientras se
vestía para ir a rezar, se percató que la felina estaba profundamente dormida
sobre las mangas de su túnica. En vez de despertarla, utilizó unas tijeras con
las cuales cortó la manga en la que reposaba, dejándola dormir sin molestarla.
Al regresar de la mezquita, Mahoma recibió una
reverencia de Muezza como forma de gratitud. Ante esto, el profeta acarició
3 veces la cabeza de la gata. Se dice que Muezza era de color blanco
y con un ojo azul y otro ámbar –similar al angora turco y con
heterocromía–.
El profeta Mahoma había prohibido la
persecución y matanza de los gatos, según lo que cuentan varios “hadices”
–que en Islam significa un dicho, escrito o conversación que relata las
palabras o acciones de Mahoma–.
Además, uno de los compañeros de Mahoma, llamado Abu
Hurairah –que significa “padre del gatito” – afirmaba haber escuchado del
profeta que “una
mujer fue al Infierno por matar a una gatita al no proporcionarle agua.”
El gato de Abu Hurairah habría salvado al profeta de
una serpiente, por lo que él en agradecimiento acarició la espalda
y cabeza del felino, bendiciendo así a todos los gatos del mundo.
“Tocados por Alá”
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A raíz de las historias anteriores–en las que el
profeta acaricia tanto a Muezza como al felino que lo salvó de la serpiente–,
se dice que los gatos con rayas en la cabeza tienen la marca del roce
de los dedos de Mahoma. En Turquía, los musulmanes describen a los gatos
blancos con ojos disparejos como “regalos de Alá" o “tocados por
Alá”, cuando los mininos nacen con marcas en la frente, las llaman “las
marcas de Alá”.
Otra leyenda turca cuenta que Mustafa Kemal Atatürk
–fundador de la República de Turquía– reencarnará en un gato angora turco con
heterocromía. En
este país los gatos son muy queridos, en las calles, negocios y hogares
casi siempre hay un felino, esto quizás se atribuye a que el 99% de los
habitantes son musulmanes.
Admirados por su
limpieza
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Los musulmanes piensan que los gatos están
“ritualmente limpios” a diferencia de los perros, por ello a los mininos se les
permite entrar y salir de las casas y templos libremente. Además creen
que estos animales buscan a las personas que están orando.
En cuanto a la castración, hay opiniones encontradas
entre los musulmanes eruditos. La mayoría está de acuerdo con la práctica,
siempre y cuando tenga un beneficio para el gato y no le cause la muerte.
En el Islam, el castigo por matar
un gato es “construir siete mezquitas”, pues un devoto de Mahoma debe
cuidar y respetar a todas las criaturas de Alá.
“Último mensajero de
Dios”
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Mahoma o Muhammad, nació en el año 570 y falleció en
el 632 a la edad de 62 años. Para los musulmanes es el último y más
importante de los profetas enviados por Dios –precedido por Abraham,
Moisés y Jesús de Nazaret–.
Su historia relata que fue un hombre
sencillo, con virtudes espirituales pero sin capacidades milagrosas. El
Islam tiene como premisa fundamental que: “No hay más Dios que Alá y Mahoma es
su último mensajero”. Es la segunda
religión más extendida en el mundo después del cristianismo y comenzó
en el año 622 con las predicaciones de Mahoma en La Meca –actualmente Arabia
Saudita–.
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