Dos enemigos naturales, como el perro y el gato, protagonizaron
un ejemplo de solidaridad que desafía a las leyes biológicas, al mostrar un
vínculo tan fuerte como el de una madre y su cría.
Lúa, se llama la
canina que adoptó a una pequeña gatita abandonada sin estar preñada.
Fernando Sobredo, propietario de Lúa, explicó: “Un día me
llama un amigo y me dice que encontró un gato abandonado. Estaba mal, estaba
lleno de pulgas, le lavé los ojos porque ni veía. Se lo dejé a mis gatas a ver
si lo aceptaban. Pero le rechazaban y le rugían. Sin embargo, mi perra Lúa le acariciaba”.
“Se la dejé a ella y la
cuidaba como si fuera su madre. Hasta que vi sus mamas infladas, y era porque
producía demasiada leche para la que el gato podía mamar. La llevé al
veterinario y pensó en separarlas, pero la historia era bonita y se decidió que
siguieran juntas, pero vigiladas”, agregó.
Por su parte, Juan Luis Amor, veterinario, aseguró que estaba
pasando algo muy especial. “Un animal había cambiado su metabolismo para hacer
lo que realmente nos hace felices, que es dar”, comentó el especialista.
“Es un milagro de la naturaleza del que podemos aprender los
humanos”, reflexionó Amor.
Esta tierna pero insólita historia sucedió en Ribadeo al
extremo nororiental de Galicia en España.
La pequeña gatita ha salido adelante gracias a la ayuda de la
perra.
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